Capítulo 3 "Esto es real"- Fragtton

ESTO ES REAL


¿Estás bien?—escuché decir a una tierna voz—¿señorita Dench se encuentra bien?—dijo un poco más asustada
—Sí, estoy perfecta—musité pero ¿qué rayos? Qué es esto ¿dónde estoy? Es una cama blanca, tengo una bata, no puede ser.
— ¿Cómo llegué aquí? ¿Qué pasó? —dije casi gritando, pues las enfermeras se sobresaltaron al escucharme tan alterada
—Estás en el hospital pequeña, te golpeaste y tu amigo te trajo hasta aquí para que te atendiéramos—dijo, tratando de tranquilizarme; en ese momento reaccioné, recordando así a Fremont
—Mi amigo ¡Fremont! ¿El…el está bien? —interrogué a la amable enfermera
—Sí, el se encuentra en la sala, enseguida le aviso que usted ha despertado y que puede pasar a verla, no se preocupe
—Gracias— musité.
Y la enfermera salió hacia un pasillo a decirle a Fremont que pasara, escuché una pequeña discusión entre dos personas fuera de mi habitación, esperaba que no fuera Fremont peleando con la enfermera
—Hola Clair qué bueno que te encuentras bien—expresó, la verdad si se alegraba, podía notar cierta alegría en su rostro, aun que sus ojos se veían distantes, como si le preocupase algo
—Si Fremont, estoy perfecta, ya me quiero ir de aquí, solo me golpeé la cabeza y ya, pero estaré bien, seguro que con un descanso estaré como nueva
—¿No recuerdas lo que pasó en la escuela?
—Sí, discutí con Cindy, me caí y golpeé mi cabeza contra la pared y ahora heme aquí en la cama de un hospital gracias a ti
—Muy bien, entonces arreglaré las cosas a ver si logro que te den de alta hoy—y se fue por el pasillo hasta donde supongo que estaba la recepción.
Me encontré sola en mi cama reflexionando qué había pasado, pero nada, sólo un borroso recuerdo. Me veía correr hacia Fremont y de pronto un remolino me lanzó a la pared con otras chicas, es absurdo, debo estar delirando.
Fremont entró a mi habitación con una cara de angustia que logró estremecerme
—Hoy no te darán de alta, hasta mañana temprano, dicen que fue una contusión muy fuerte y debes descansar
—Pero ya me recuperé, estoy perfecta, ya quiero irme a casa—repliqué
—Intenté todo lo que estaba en mis manos, lo siento pero deberás quedarte aquí, si quieres te puedo hacer compañía—tomó mi mano muy fuerte, se inclinó y me dio un tierno beso en la frente, pude sentir como mis mejillas ardían, traté de esconder mi rostro enrojecido en mi cabello alborotado, pero fue inútil, retiró los mechones que estaban en mi rostro y me puse más roja aún
— ¿Qué te sucede? ¿Te encuentras bien? estás muy roja, puedo llamar a la enfermera si quieres, sonreí inocentemente y el comprendió lo que estaba sucediendo.
A la mañana siguiente desperté y Fremont ya no estaba ahí, eso me puso muy molesta, me dijo que se quedaría conmigo, que mentiroso. Me levanté para ir por mi mochila con mis útiles que descansaba en la sillita de la esquina del cuarto y lo vi, Fremont me sonreía desde la puerta del cuarto, la verdad lucía muy atractivo, algo raro sucedió en mi estómago, era como si fuera a vomitar pero me sentía extrañamente feliz ¿Qué será?, no importa solo me importaba el hecho de que pronto saldría del hospital
—Listo Clair, vamos a tu casa, yo te llevo—estiró su mano y tomó con fuerza la mía, noté como mis manos comenzaban a sudar ¿Pero por qué?, seguramente una reacción alérgica a la medicina del hospital, eso debe ser.
Subimos a un Camaro muy lujoso, un chofer me ayudó a subir y me senté al lado de Fremont, me miraba atentamente, yo trataba de no verlo pero esos irresistibles ojos color miel me hipnotizaban y era inevitable, todo el recorrido fueron pequeñas pláticas, sonrisas tímidas, sentí que ya habíamos tardado mucho en llegar a mi casa, saqué mi cabeza por la ventanilla y vi unos enormes árboles abriéndose paso en ese lugar
—Fremont ¿A dónde me has traído?, esta no es mi casa y lo sabes, por favor ¡exijo una explicación! —grité atemorizada
—Clair, por favor relájate ahora estás en mi hogar, hemos venido a Fragtton—dijo con una enorme sonrisa en su rostro.

ESE DÍA FREMONT


No debí  lanzar el torbellino, pero si Clair las detenía las cosas estarían peor, no puedo dejar que la lastimen y ahora resultó contraproducente, yo le hice daño.
Salió la enfermera del cuarto de Clair, al parecer todo estaba bien
—Fremont querido, deberías tener más cuidado sobre tus poderes—reclamó la señorita
—Lo siento Dafne, es que unas chicas la iban a lastimar, entonces no tuve otra opción
—Está bien Fremont, nadie se enterará del incidente, la convencí de que sólo se golpeó la cabeza y yapero por favor, por lo que más quieras no le recuerdes lo que sucedió—advirtió la enfermera, sabía que si le decía no tendría oportunidad de llevarla; decidí entrar en la habitación
—Hola Clair qué bueno que te encuentras bien—dije, me alegraba verla recuperada o al menos consciente después de mi error. Me explicó lo bien que se sentía, pues a juzgar con su linda apariencia se veía muy bien. Fui a arreglar las cosas con Dafne
—Lo siento Fremont, se que quieres llevártela, pero debes esperar a que borremos aquel recuerdo, por si las dudas
—Pero ya lo olvidó por completo, por favor debes dejarla salir
—Conoces las reglas Fremont, si ve algo de ese tipo debe ser borrado de sus recuerdos
—Está bien—dije resignado, estaba a punto de retirarme
—Fremont espera, quédate a dormir con ella de verdad lo necesita y así podremos borrar ese recuerdo y ella no se dará cuenta.
Le di la mala noticia, traté de consolarla como mi madre hacía conmigo, estreché su mano y la besé en la mejilla, pero ella comenzó a ponerse muy roja, no sé qué le sucedía, entonces recordé lo que me dijo Dafne y cumplí con mi orden.
Fui a ver a Dafne para que procediera y así lo hizo, hubiera querido quedarme a dormir a su lado, pero hubiese sido impertinente, se veía hermosa, era un hecho, estaba enamorado.
Al amanecer fui a su cuarto rápidamente y la encontré levantándose mareada y caminando hacia la silla donde estaba su mochila, se veía tan linda, pero no podía mostrar mis sentimientos hacia ella, simplemente no ahora, me observó y sonrió, traté de devolverle la sonrisa.
—Bien Clair, ya podemos irnos
—Gracias Fremont, quiero ir a casa.
Salí para llamar al mayordomo oficial para que nos llevara.

Salimos y la subí al auto, platicamos, evitaba su mirada, pero sus ojos me hipnotizaban, ella evadía mis miradas, al parecer mi sentimiento no era correspondido. Llegamos a mi hogar Fragtton y simplemente su reacción no fue la que yo esperaba.

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