Presentaron a la feliz pareja
—La
princesa Jinohra de Newry y el príncipe Aivan de Lisburn—dijo el presentador
del palacio de la familia de Jinohra y ella apretó su agarre alrededor de mi
brazo enterrándome las uñas y provocándome un gesto de dolor
—Perdona—susurró
mientras descendíamos de las escaleras a paso lento
—Tu
padre me va a matar por esto—susurré—obsérvalo
Jin
giró discretamente su cuello para mirar a su padre y se tensó al mirar en
aquella dirección
—Estoy
muerta—murmuró.
El
rey tenía toda su mirada cubierta de un odio profundo. Podría jurar que se le
notaban las venas en la sien y que estaba apretando los dientes para no abrir
la boca.
Mínimo
ya me había dado a notar con él
—Dejen
que la feliz pareja nos de unas palabras de bienvenida a todos sus invitados.
Enseguida
le cedieron el micrófono a Jinohra, quien lo recibió con una mirada de asco,
como si al tocarlo contrajese una enfermedad mortal
—Bienvenidos
sean todos al reino de Newry—murmuró ante el micrófono y la multitud que nos
acompañaba se alzó en vítores y aplausos—estamos realmente agradecidos de que
hayan podido acompañarnos a mi prometido, el príncipe Aivan de Lisburn y a
mí—giró a sonreírme con la misma cara de sorpresa que yo tenía.
“Prometido”,
aquellas palabras sonaban tan horribles dichas por ella, me recorrió un
escalofrío la columna vertebral apenas y fueron pronunciadas por ella
—Así
que esperemos y disfruten de nuestra fiesta—concluyó y el presentador hizo unas
señas para que me pasara el micrófono
—Uhm…
¿hola? —Susurré nervioso—como lo ha mencionado la princesa Jinohra—dudé—es
decir mi prometida—todos rieron en el salón haciendo que me relajara un poco
más mientras Jin fruncía la boca con desagrado—les damos la bienvenida y que
disfruten de toda la fiesta.
Giré
a dejar el micrófono y alguien entre la multitud levantó la mano como si
estuviera en una escuela para pedir la palabra
—
¡Disculpe! ¿En verdad conoce a la chica con la que contraerá nupcias? —gritó
con descaro.
Retomé
el micrófono y giré a observar si la pregunta era dirigida a mí
—
¿Me habla señorita? —pregunte señalándome y ella asintió—disculpe, más respeto
a mi prometida por favor, es una princesa y debes tratarla como tal—contesté a
la defensiva—y respondiendo a tu pregunta sí, la conozco perfectamente—me giré
a ver a Jinohra para aumentar el dramatismo del momento—y estoy completamente
enamorado de ella—Jinohra no pudo evitar sorprenderse por mis palabras que
obviamente, eran puras mentiras
—
¡Beso, beso, beso…!—aclamó la multitud que nos acompañaba esa noche
—No
lo hagas—susurró Jinohra con una seria mirada
—Es
solo un beso—repliqué
—No
he dado mi primer beso y no pienso dártelo a ti—confesó irritada
—Pero
se vendrá abajo todo el drama—discutí.
La
multitud esperaba aquel beso y tenía que dárselo con o sin su consentimiento.
Pero vi cómo sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y unas cuantas rodaron
por sus mejillas.
En
ese justo momento las personas guardaron un incómodo silencio y me quedé
petrificado frente a ella
—Perdona—susurré
mientras la tomaba en mis brazos—no era mi intención lastimarte—besé la cima de
su cabeza con ternura mientras ella temblaba entre mis brazos
—No—gimió—no
fue tu intención—y volvió a lloriquear
Las
personas comenzaron a incomodarse por la escena en que se había convertido lo
que sería nuestro primer beso como “pareja”
—Disculpen,
pero Jinohra no se siente bien, me temo que debemos retirarnos—la llevé
escaleras arriba abrazándola por los hombros.
Llegamos
a la puerta de su habitación y traté de abrirla pero estaba cerrada, así que
introduje la llave que hace unos instantes me había dado el rey para abrir la
puerta trasera de la bodega y ocultarnos hasta que la situación mejorara
—
¿Te encuentras bien?
—Algo—se
limitó a contestar.
Se
cubrió el rostro con el cabello para evitar que la observara y respeté su
privacidad saliendo de la bodega.
Di
la vuelta dispuesto a salir y ella tiró de mi camisa haciendo que cayera al
suelo de sentón con ella
—No
me dejes—susurró y se abalanzó abrazándome por el cuello.
Me
quedé inmóvil por su acción, no me esperaba aquello, pero por respeto me quedé
sentado con las rodillas flexionadas hasta mi pecho y abrazándola como si fuese
una niña.
Pronto
los sollozos se hicieron entrecortados y su respiración se suavizó.
Igual
que mi hermana Emy cuando lloraba, ella se había quedado dormida en mis brazos,
lo que me dificultó ponerme de pie.
Intenté
una y otra vez sin éxito y decidí quedarme tumbado en aquel estrecho lugar.
Estaría agradecido si no me diera claustrofobia después de esto.
—Hey
Jinohra, despierta—moví su cuerpo para despertarla pero ésta solo gimió
—Déjame
descansar otros cinco minutos—ahogué una risa cubriéndome la boca
—Nos
están esperando abajo y más vale que vayamos o tu padre no dudará en matarme—me
puse de pie y le tendí la mano para que la cogiera
—Está
bien, enseguida bajo, adelántate—musitó adormilada y me dispuse a salir.
Cerré
la puerta y caminé escaleras abajo encontrándome con Cassidy en mi descenso
—Hola
Aivan, buena fiesta—musitó
—Hola
Cass, que gusto que te agrade, yo ya no soporto todo esto
—Bellas
palabras, me conmovieron—se llevó una mano al corazón con gesto de ternura y
ambos reímos
—Sabes
que todo esto es mentira, pero el llanto de Jinohra no
—
¿Dónde está ella?, todos piensan que ustedes…bueno,
ya sabes que suponen—parecía incómoda cuando lo dijo
—No
te preocupes, solucionaré todo esto cuanto antes—culminé mi plática con ella.
Bajé
por completo las escaleras para encontrarme con Emy, quien estaba bailando
cómodamente con mi mamá
—Madre,
me permites un segundo—llamé y Emily se vio obligada a prestarme a su mamá por
un momento
—
¿Qué sucede?
—Es
Jinohra, se encuentra mal allá arriba y no puede bajar ahora, cómo puedo
terminar todo esto sin ser descortés
—Es
simple, ya no vuelvas, sube y yo me encargo de todo—´sonrió y comencé a caminar
escaleras arriba.
Al
subir los escalones casi me caigo al pisar la esquina de uno de ellos, pero
afortunadamente Jinohra estaba bajando y pudo alcanzar mi mano para impedir mi
humillación pública
—
¿A dónde vas? —interrogó Jin
—Arriba,
ya acabará la fiesta y no quiero despedir a todos
—Debemos
ser buenos anfitriones—reclamó con ira en su rostro
—Después
del espectáculo que dimos no creo que nos consideren unos “buenos” anfitriones
precisamente…
—Y
en todo esto ¡¿dónde está tu maldita imagen?! —gritó a la vista de todos
—Estás
haciendo otro espectáculo—susurré tratando de calmarla
—
¡No me hables de espectáculos Aivan! —volvió a gritar como si quisiera tener la
atención de todos.
Observé
que las parejas que ya se estaban retirando regresaron para poder ser testigos
de aquella pelea.
—En
verdad esto es incómodo Jinohra, por favor tratemos esto solos—murmuré
—
¡Déjame…!—entré en pánico y la besé callándola así y dejando que sus palabras
se disolvieran en mis labios como un simple gemido. Sabía lo que había hecho y
probablemente jamás me lo perdonaría, le había robado de esa manera su primer
beso.
Pero
entonces ¿por qué no se detiene?, ella sigue besándome como si al separarnos
nuestras vidas acabaran.
—Espera…un…momento—dijo
aún contra mi boca.
Nos
separamos para que pudiera respirar.
La
multitud estalló en gritos y cumplidos para la “feliz pareja”. Cassidy bajó
corriendo las escaleras hasta encontrarse con nosotros y nos apresó en un
furtivo abrazo.
—
¡Que vivan los futuros esposos! —Gritó dejándome con los tímpanos
zumbando—muchas felicidades—chilló dando saltos de alegría
—
¿Estás borracha? —interrogué a Cassidy
—No,
sólo necesitan un pequeño empujoncito—nos guiñó y bajo rítmicamente los
escalones animando así a nuestros espectadores.
Me
quedé observando sus movimientos y cómo reaccionaba mi madre ante mi acto. Se
giró a verme y nuestros ojos se encontraron produciendo en su rostro una enorme
sonrisa de satisfacción.
Mientras
que el rey seguía perforándome con la mirada logrando enviarme nuevamente aquel
escalofrío tan tenebroso.
—Tu
padre no deja de vernos así, me retiraré—susurré a Jinohra
—Haz
lo que quieras, yo pienso divertirme un momento—comenzó a bajar mientras yo
subía, y arrepentido, bajé corriendo a alcanzarla.
—
¿Qué haces? —riñó
—No
tengo ni la menor idea—admití tomándola por sorpresa.
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