Las siguientes clases pasaron muy lentas, primero con el señor
Laswool, un hombre de baja estatura y de piel bronceada, parecía un hámster
cachetón y robusto, solo el lograba hacerme dormir en clases, parecía que su
voz había sido diseñada para aburrir, y el hecho de que impartiera historia lo
hacía más difícil.
La tercer
clase antes del descanso fue lenguas, odiaba esa clase; por la voz de la señora
Marent, una mujer bajita con una inmensa bola de grasa debajo de la barbilla,
ella me caía mal, pero sabía que ella me odiaba, siempre fui buena en sus
clases, pero siempre buscaba la manera de que yo hiciera el ridículo en clases.
Nada
importaba ahora, solo faltaban 3 minutos para mi encuentro con Fremont, me
sentía tan mal que hasta mis rodillas temblaban, seguramente provocado por la
comida, aun que parecían más nervios que otra cosa, en fin, la larga espera
estaba acabando conmigo.
Al sonar la
campana salí corriendo hacia la cafetería para verlo, aun que por un momento se
me cruzó la idea de que era amigo de Cindy <<¿y si sí es amigo de Cindy?,
¿y si solo es una trampa?>> pero preferí no pensar más en eso, y al abrir
la entrada a la cafetería, me llevé una muy agradable sorpresa ¡el de verdad
estaba ahí! sentado tan lindo, el uniforme le sentaba bien y combinaba con sus
hermosos ojos miel, en que estoy pensando, el es mi amigo, no puedo pensar que
se ve lindo, debe quedar fuera de mi mente.
Me dirigí
hacia la mesa donde estaba Fremont
—Toma
asiento Clair—dijo, dando pequeñas palmadas al banquillo de junto
—Gracias—musité
y tomé asiento
—Platícame,
¿quién eres y de dónde vienes? —dijo mostrando un gran interés en mi
—Pues ya te
dije, me llamo Clairy...soy Clairy Dench—en ese instante Fremont se quedó
petrificado, pero reaccioné muy tarde
— ¡Eres la
hija de los Dench! —gritó, afortunadamente nadie lo escuchó, si alguien oía
aquella noticia, se darían cuenta de lo rica y poderosa que realmente era y
todos me tratarían completamente diferente y honestamente, estaba bien así
—No lo
digas—susurré
—Disculpa,
no pensé que fueras...que fueras tú—el estaba muy nervioso—pero Clair, es solo
que ¡mírame!, ahora estoy hablando con la chica más poderosa de Oregon
—No
exageres, además, eso no me hace más especial que los demás
—A quien
quieres engañar, ¿viste cómo te trató Cindy? Si ella lo supiera, te respetaría
y te dejaría en paz
—Eso no me
preocupa, puedo vivir con ello, pero no con la atención de todos sobre mí
—Pero ¿por
qué?, cualquier chica estaría feliz de ser el centro de atención
—Pues ahora
ves porque soy tan especial—dije en tono de broma y el rió conmigo, era
demasiado buena su compañía, pero no puedo sentir absolutamente nada por él.
Después de
ese comentario comimos en silencio, nadie dijo palabra alguna, apenas se
encontraban nuestras miradas.
Estábamos
muy tranquilos hasta que la odiosa de Cindy se hizo un espacio entre Fremont y
yo
—Hola
pequeña rata, veo que tratas de hacer amigos—mencionó y volteó a ver a Fremont
que se retiraba de la mesa— ¡hey! ¡Espera! —pero Fremont siguió caminando, eso
le costaría muy caro
—Déjalo en
paz—espeté—el no ha hecho algo malo
—Juntarse
contigo es muy malo—chasqueó sus dedos y enseguida aparecieron sus amigas—tras
el—ordenó Cindy, traté de detenerlas, pero Cindy me arrojó a la mesa, teníamos
la atención de todos en el comedor; las chicas seguían acercándose a él y yo no
podía detenerlas, seguí luchando con Cindy hasta que, no sé cómo diablos
sucedió, pero logré lanzarla hacia la mesa de al lado, corrí frenéticamente,
con los ojos llorosos por la preocupación y el corazón avanzando poco a poco a
mi garganta hacia Fremont
—Fremont
¡cuidado! —y las chicas y él voltearon hacia mí, entonces Fremont sonrió e
inmediatamente una fuerte ráfaga de viento hizo que las chicas y yo saliéramos
disparadas contra la pared, debí
golpearme duro la cabeza, pues cuando desperté estaba semiconsciente.
ESE DÍA FREMONT:
No asistí a
ninguna “clase” en la que se supone debería estar, me la pase en el comedor,
realmente no quería hacerla esperar.
Escuché el
sonido tenue de la campana y vi cómo todos comenzaban a entrar, sin señal de
ella, entonces de pronto una chica se acercó a mi mesa, subí la mirada y era
ella, comenzamos a platicar, tuve que fingir que no la conocía.
Continuamos
con la conversación, que tonta, debería usar su poder para quitarse de encima a
las bravuconas, entonces surgió el comentario
—“Pues ahora
ves por qué soy tan especial” <<si, eres muy especial, no sabes cuán
especial eres para mí>> pensé — pero sólo le sonreí y ella rió
bruscamente.
Caminé por
el pasillo pero las chicas seguían tras de mí, era sencillo, una ráfaga de aire
ayudaría para que me dejaran, pero no la vi << ¡Clair! >> pensé,
imposible, le había hecho daño, ella estaba frente a mí, inconsciente, la tomé
en mis brazos, desearía que estuviera despierta, pero no, no puedo expresar mis
emociones así, no con ella, la llevé al “hospital”, ahí trabaja una Leprechaun
especial para este tipo de situaciones.
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