Sí, probablemente Jin esté enojada conmigo, pero es su problema. Fue ella quien me está engañando con el tal Huge, aunque me trate de convencer de que son sólo “amigos”, lo que estaban haciendo.
Ni
siquiera sé por qué me importa, debo salir de este palacio antes de que me
vuelva loco.
Salí
por fin por un poco de aire fresco, fuera de las peleas con mi prometida y con
ese ridículo príncipe de no sé dónde.
Caminé
unos pocos metros y vi a Cassidy hablando con Huge, al parecer ella también lo
conocía, y a juzgar por lo que vi, supongo que más de lo que yo creía. Estaban
besándose, ¿Cassidy y Huge?, pude haber jurado hace un momento que él estaba
notablemente enamorado de Jin, algo estúpido supongo, ya que ella es tan terca
y odiosa; en fin, pero ¿Cass?, me imaginaba a cualquiera menos a ella en esa
situación.
Una
vez que terminaron todo su espectáculo me dirigí a verla, a saber qué había
pasado entre ellos dos.
—Cass—llamé
—
¿Qué quieres Aivan? —contestó cruzándose de brazos
—Saber
qué es lo que acaba de suceder aquí—sus mejillas se tiñeron de un rojo muy bajo
—
¿Qué viste exactamente? —preguntó un poco nerviosa
—Sólo
a ti con Huge, pero se veían muy concentrados en algo
—Ah,
sólo estábamos…tratando asuntos de la nobleza—excusó torpemente
—Claro,
ahora así se le llaman—dije con sarcasmo
—
¿Entonces hasta donde nos viste?
—Lo
suficiente para saber que no estaban tratando “asuntos de la nobleza” —contesté
inmediatamente
—Está
bien, sólo fue un beso ¿y qué?, no es el crimen del siglo, además, yo no me
pongo celosa de que esté con Jinohra—respondió
—No
me puse celoso, sólo estoy cuidando de la imagen de ambos, no quiero que
después me estén diciendo que mi esposa me engaña
—Tu
P-R-O-M-E-T-I-D-A—corrigió.
—Lo
que sea, no estoy celoso de todas formas, pero Huge es…—callé
—Dilo
¿Qué es, señor perfección? —preguntó un poco furiosa
—Es…la
persona más estupenda que podrías conocer—dije con sarcasmo mientras reprimía
mis risas
—Otro
de esos comentarios y verás lo tan estupenda que puedo llegar a ser—contestó a
modo de broma.
—Está
bien, sólo que sí me sorprendiste
—No
digas nada de esto a nadie, sólo tú lo sabes. Y yo no le diré a nadie sobre tus
celos
—Está
bien… ¡oye!, no estoy celoso
—Ya
veremos—se dio una vuelta y se retiró.
Me
dirigí a mi auto listo para salir del reino de Newry y regresar a mi hogar en
Lisburn.
Manejé
en la carretera cerca de dos horas tratando de hacer un poco de tiempo para
distraerme. Aún no podía sacarme de la cabeza a Jinohra en su cuarto y mi
actitud a l enterarme que Huge tenía una llave a su habitación.
Comencé
a imaginarme a Huge entrando a hurtadillas a su habitación mientras ella
dormía. De la nada giré mi automóvil en una curva con demasiada velocidad que
hasta las llantas emitieron un chillido en el asfalto.
Corrí
a toda prisa de vuelta al castillo a asegurarme de que Jin estuviese bien.
—Maldito
Huge, más le vale que se aparte de ella—dije sólo en el auto.
Aceleré
lo más que pude para estar pronto frente a su castillo. Una vez ahí caminé
rápidamente dentro del palacio hasta topar con su habitación, aún tenía la luz
encendida dentro y mi mente recorrió una imagen de Huge dentro de su
habitación. Probablemente estaba paranoico.
—Jin,
abre la puerta—musité mientras tocaba tímidamente.
—
¿Quién es? —preguntó aún dentro del cuarto.
—Aivan,
por favor abre de una buena vez.
—
¿Qué haces aquí?
—
¿Me vas a dejar pasar?
—Sí—abrió
la puerta y me recibió en una pijama con un short y una camiseta.
Inmediatamente
me sonrojé.
—
¿Qué quieres?
—
¿Está Huge? —pregunté ignorándola y husmeando en su habitación.
—
¿De qué hablas? —preguntó confundida.
—Pensé
que Huge…—pensé que decir, pues ahora todo sonaba tan tonto.
—
¿Él qué? —preguntó alzando una ceja.
—Olvídalo,
que pases buenas noches—susurré.
—
Bueno—dudó.
—
¿Estás bien?
—Ya
en serio, ¿por qué estás aquí?
—Nada
en especial, ya me voy—me di la vuelta y apresuré el paso a la salida.
—
¡Espera! —gritó Jin.
—
¿Qué? —giré con la cabeza agachada.
—Más
vale que te quedes, ahí afuera hay muchas personas que pueden atentar en contra
tuya con tal de afectar a mi familia, digamos que Newry no está muy de acuerdo
con las leyes que lleva mi padre—torció la boca.
—No,
me voy a Lisburn, me necesitan allá.
—Claro,
en Lisburn necesitan a su príncipe aún a las dos de la mañana—dijo con ironía.
—Además—añadí—no
quiero estar aquí, no me es cómodo.
—Hay
cientos de habitaciones para huéspedes, supongo que habilitaremos alguna para
ti.
—No
creo que deba quedarme, no tengo algún motivo por el cual quedarme.
—
¿Tu vida no es suficiente motivo?
—Está
bien, llévame a alguna y me quedo, ¿estás feliz? —mascullé un poco irritado.
Caminamos
por un pasillo donde sólo nuestros pasos hacían eco, nadie hablaba, sólo
caminábamos.
—Y
dime Jinohra, ¿de verdad te agrada Huge? —decidí ser quien rompiera la tensión
existente, pero al parecer por su expresión creo que sólo lo había empeorado.
—
¿Por qué insistes en eso? —riñó.
—No
es que insista, sólo es simple curiosidad.
—Pues
pienso que es una gran persona, pero sólo lo quiero como amigo, de todas formas
no se qué te preocupa. Yo estoy comprometida contigo—sonrió.
¿Se
habría dado cuenta de mis celos?, de que estoy hablando, no estoy celoso de
nadie.
—
¿Por qué esa mala cara?, ¿acaso te hice algo? —murmuré abriendo la habitación.
—No…no
has hecho nada—balbuceé.
¿Qué
le había hecho a la Jinohra pedante?, algo estaba mal aquí con ella, o algo le
habían hecho o estaba tramando algo, no sé cuál de las dos opciones.
Recordé
las palabras de mi madre “cuando una mujer tiene la mirada perdida, tu también
estas perdido”.
—Es
en serio Aivan, qué sucede.
—Nada,
pero creo que a ti sí.
—Para
nada, ahora métete ahí y duerme—musitó, más bien ordenó.
De
regreso la Jinohra mandona, sonreí.
—
¿Qué es tan gracioso?
—Nada—solté
una sonrisa.
Al
estar en el cuarto de huéspedes agradecí que tuvieran una lámpara, me estaba
preparando con un encendedor para poder prender una vela, pero afortunadamente
estaba la bendita lámpara.
Me
giré de un lado a otro en la cama sin poder dormir, pues esa sensación de
encontrarse en un lugar sin tecnología era abrumadora.
Cogí
mi móvil e inserté los auriculares para ver si así podía conciliar el sueño,
pero era imposible.
—A
la cocina—me dije.
Bajé
con mis zapatos en la mano para no hacer ruido y me los puse una vez que bajé a
la planta donde estaba la cocina.
Escuché
hablando a alguien y temí que fuera el rey arreglando algún asunto de su reino,
realmente no quería meter mis narices donde no me llamaban.
—Perdona,
pero no quiero casarme, le di mi palabra a Huge—escuché decir a mi prometida.
¿A
Huge?, eso no tiene sentido, yo no quiero casarme ahora y menos con ella. Sentí
unas ganas impresionantes de intervenir, pero me convenía más sólo escuchar.
—Lo
sé Jin, pero no debes llegar a tales extremos—una voz familiar apareció.
Bastó
con asomarme un poco para comprender que era una charla entre “chicas”.
—Pero
es sólo que está celoso de Huge y no sé, siento que le importo y lo peor es
que…—se tapó la boca y dejó de hablar.
¿Qué,
qué era lo peor?, ¿tenía que callarse en ese mismo instante?
—
¿Sientes algo por él no es así? —interrumpió Cassidy.
No
respondas Jinohra, no respondas.
—Vengo
por agua—me decidí a salir torpemente tirando así un par de platos que estaban
en una mesa.
—
¿Es…escuchaste…algo? —tartamudeó en mi dirección Jinohra.
—
¿Estaban hablando?, yo recién he bajado—mentí.
Podía
sentir una extraña sensación en mi abdomen, algo así como ganas de volver la
comida, pero con satisfacción; ok, eso sonó repugnante, pero era esa extraña
sensación.
—Ya
querido—intervino Cass—sube a tu habitación que debes regresar temprano a
Lisburn.
—Como
mande y ordene su majestad—contesté tratando de no ponerme nervioso.
Tenía
ganas de quedarme a espiar y saber cuál era la respuesta. El único problema era
que ni siquiera sabía por qué tenía tantas ansias de saber lo que ella opinaba.
Me
debatía si salir de ahí o mejor quedarme, las posibilidades de que respondiera
que sí eran mínimas y puedo jurar que estaba hasta sudando de sólo pensar en la
maldita respuesta.
Ellas
no se percataron de que jamás salí de aquel lugar y continuaron con su plática.
Tomando así como mi único refugio la mesa.
—
¿En qué estábamos? —preguntó Cass.
—No
recuerdo.
<<Maldita
mentirosa>> pensé.
—Ah,
cierto, ¿entonces el te gusta? —prosiguió.
No
sabía qué hacer, ¿en verdad escucharía la respuesta?, sólo tenía unos segundos
antes de que ella respondiera. Pero lo estaba pensando seriamente.
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